Una jornada particular
dirección: Ettore Scola
producción: Carlo Ponti
guión: Ruggero Maccari, Ettore Scola, Maurizio Costanzo
fotografía: Pasqualino de Santis
música: Armando Trovajoli
duración: 106 min.
intérpretes: Sophia Loren, Marcello Mastroianni, John Vernon, Françoise Berd
Roma, mayo de 1938. Con motivo de la visita de Adolf Hitler, la ciudad se prepara para el desfile que tendrá lugar en Via dei Fori Imperiali. En un edificio de viviendas popular, Antonietta (Sophia Loren), una ama de casa, prepara a su familia para el evento. En el plano secuencia inicial, la vemos caminar por las diferentes habitaciones del apartamento, despertando a su esposo fascista y a sus seis hijos, preparándole el café, distribuyendo los uniformes de las diversas organizaciones del régimen a las que pertenecen los miembros de su familia. A primera hora, los habitantes abandonan el edificio en masa para incorporarse en las filas de las organizaciones que participarán en la celebración de la visita del Führer. Además de Antonietta, los únicos que se quedan en el gran edificio y no participan en el evento histórico son la portera y Gabriele (Marcello Mastroianni), un empleado de radio recién despedido.
La película se rodó en el Palazzo Federici, un gran bloque de viviendas de la década de 1930, en Viale XXI Aprile en Roma, que cuenta entre diez y doce pisos de altura y 20 escaleras. Un inmenso edificio, representativo de la arquitectura popular de la época, un microcosmos perfecto para contar la historia de dos personas solitarias. Aunque Roma aparece poco en el curso de la película, aparte de la introducción montada a partir de imágenes de la época, en este edificio se encuentra gran parte de la arquitectura popular de los veinte años, una especie de ciudad a pequeña escala, con sus espacios públicos y privados. Una jornada particular es un clásico y, parafraseando a Italo Calvino *, los clásicos son aquellas películas de las que generalmente se dice: «Estoy volviendo a ver» y nunca «Estoy viendo …». Si no la habéis visto, no os perdáis esta oportunidad, en ella se encuentra un fragmento de la historia italiana y, a través de la historia de Antonietta y Gabriele, el recuerdo de algunos aspectos que no se deben olvidar de la cultura fascista.
* Italo Calvino, Perché leggere i classici, 1995.